lunes, 29 de abril de 2024

POESÍA Y MUSEO DEL PRADO EN LA BIBLIOTECA DEL IES LOS MORISCOS

 EL POEMARIO DESCENDIMIENTO DE LA POETA EXTREMEÑA, ADA SALAS, ESTÁ PRESENTE EN EL MES DEL LIBRO

 

 

El alumnado de 1º de Bachillerato celebra el Mes del Libro leyendo a Ada Salas y conociendo la obra El Descendimiento de la Cruz del pintor Rogier van der Weyden

                                                            
                                  

                                    

 Breve comentario crítico de la obra de Ada Salas, Descendimiento

El poemario Descendimiento, de la escritora extremeña, Ada Salas, constituye todo un ejercicio de catarsis, con el fin de superar una dolorosa crisis personal.

La poesía, en este caso, se convierte en el Hilo de Ariadna, que actúa, a modo de intertexto, para lograr vencer el desgarro sentido tras una ruptura sentimental. Para ello, parte de una obra extraordinaria, El descendimiento de la cruz, del pintor flamenco Rogier Van der Weyden, del siglo XV. En este caso, el dolor experimentado por todas las personas que acompañan a Jesús en el momento trágico de su muerte, y, su posterior descendimiento de la cruz, actúan como puntos de partida para iniciarnos en un descendimiento ascensional de reminiscencias místicas, que incitan al lector a reflexionar sobre experiencias trágicas vividas, equiparables al desgarro que supone la muerte de un ser querido. La sintaxis quebrada, utilizada a lo largo del libro, está en consonancia con el tono de angustia de la obra.

 Realmente, la escritura de Descendimiento es un ejercicio metapoético extraordinario, que nos permite trascender la realidad y acceder a la autenticidad y pureza del mundo verdadero, El Mito de la caverna, de Platón; candidez dibujada en la edad dorada del hombre, la infancia. La poesía, como cualquier obra de arte, posee esta característica: resarcirnos de los males de este mundo; es el gozne que nos permite refugiarnos en la belleza del mundo anhelado al que la Humanidad aspira, y nos ayuda a vencer los obstáculos que la vida nos depara.

La magnitud de la traición, extrapolable a muchas situaciones de la vida: desengaño amoroso, la muerte como emboscada, el paso del tiempo, entre otros temas tratados a lo largo del libro, se explicita en el primer poema del libro, “No”, metamorfoseado en una bestia que corroe, dibujada de diferentes formas: tarántula, escorpión, serpiente venenosa, a la que increpa el yo lírico en actitud de defensa: “…Ya se acabó el banquete

ya es más que suficiente.

 Pero también se halla humanizada en el poema “MIRAS”, en el que se manifiesta la necesidad de aceptar serenamente lo que el futuro nos depara por duro que sea; acceder al centro iniciático; comenzar de nuevo:

   “… Es. Con lo que es

no puede hacerse nada. No podemos hacer. Así pues no te empeñes en nada

que no sea morir serenamente. Luego ada es una rima ada es

un final. Cambia tu nombre vuelve

hasta el principio

vuelve

a lo sin mancha”.

El yo lírico ha interactuado con las figuras del cuadro como si se tratara de una pieza más del puzzle, en un juego de perspectivas increíble, que le ha permitido liberarse del dolor como le ocurriera a Jesucristo tras su descendimiento para ser enterrado:

 “…Por ejemplo

este cuadro pues esto es un cuadro

debo

repetírmelo. Tocarlo es lo que quiero entrar en él

ahogarme en esas lágrimas

dejarme desmayar

de mi propio descenso

                                   un sueño

 tan pesado. Ser yo

ese cadáver”.

 De la misma forma que hiciera el pintor, Rogier Van der Weyden; el yo lírico también ha creado belleza del sufrimiento, como se manifiesta en el poema PODRÍA. En este caso, ¿sería posible que el sufrimiento sucumbiera ante la belleza creada?            

      “… Entonces si ilusión es la belleza

también es ilusión

el sufrimiento. Una tela brillante

de rojos de verdes y de azules.

 

Lo que más me obsesiona

 es tanta soledad.”

En conclusión, apuntadas estas breves notas, el poemario es una obra magistral y un acto de amor sincero. La interrelación de las diferentes artes, literatura, música y pintura han contribuido a remarcar aún más la dimensión artística y humana que posee la obra.

       Montserrat Álvarez Benavente

 

                                                                                                                

              


               






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