EL IES LOS MORISCOS VIVE UNA EXPERIENCIA INTERGENERACIONAL INOLVIDABLE EN EL CENTRO DE MAYORES DE HORNACHOS
Durante los días, 19 y 21 de febrero, diferentes grupos de alumnos y alumnas del IES Los Moriscos de Hornachos han participado, junto a un grupo de profesores y profesoras que secundan el proyecto, en un taller de cuentacuentos en el Centro de Mayores de esta bellísima localidad. Esta actividad ha tenido como protagonistas a nuestros queridísimos abuelos y abuelas, la piedra angular que dota de sentido a nuestras vidas y nos hace sabios y felices. Esta actividad está enmarcada en el proyecto REBEX Innovación Intercentros, "Te regalo mi voz ". Se trata de una actividad preparatoria de las muchas que se llevarán a cabo en nuestro instituto, con motivo de la celebración del Día de Extremadura, día 1 de marzo.
GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS
Este ejercicio de recuperación de la memoria colectiva, además de los objetivos contemplados en el cartel anunciador, persigue reivindicar la oralidad en un mundo cada vez más deshumanizado, que enajena a las personas y las priva de su bien más preciado, la humanidad.
Teniendo en cuenta el enfoque APS del proyecto, a través del desarrollo de este taller, hemos incentivado la interacción con el grupo, incrementando la capacidad de inteligencia emocional de todos los participantes.
Todos los colaboradores nos hemos ido muy emocionados y reivindicamos vernos más veces para compartir nuestras experiencias y enriquecernos como personas.
A continuación, mostramos los cuentos ilustrados que han conformado el taller:
TALLER DE CUENTACUENTOS
Había una vez una pulga que se llamaba Micaela y un piojo que se llamaba Antonio. Se conocieron y se enamoraron perdidamente, pero no tenían dinero para casarse. Entonces, Antonio le propuso a Micaela hacer un viaje ‒recorrer mundo y ganar dinero para poder realizar su sueño‒.
Se marchó por los caminos y se hospedó en una posada, pero tuvo la mala suerte de posarse en el cuello de un arriero que vendía botijos:
‒ ¡Te voy a matar! ‒dijo el arriero.
‒ ¡Por favor, por favor, no me mates –suplicó Antonio‒! Antes de matarme, deja al menos que le escriba una carta a mi novia para despedirme de ella.
Te escribo esta carta para contarte mi desventura. He ido a dar con un arriero que quiere darme muerte. El asunto está complicado:
‒Si hay uñate, quizás escape;
si hay resfregón, escaparé o no;
pero si me echan a la candela,
¡adiós para siempre, mi querida Micaela!”
Así terminó este cuento con pan y pimiento.
Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.
Ilustrador: Antonio Rodríguez Romero.
Érase una vez un rey moro que vivía en su castillo. Tenía una
gran fortuna, pero era muy avaro.
Un día, fueron a pedirle limosna tres peregrinitas, pero el
malvado rey las echó de su castillo a patadas. Las peregrinitas, en venganza, se
disfrazaron y entraron en la fortaleza. De noche, cuando el rey dormía
plácidamente, llegaron hasta su lecho y le robaron el precioso collar de perlas
y diamantes que tenía alrededor del cuello.
Cuando el rey se dio cuenta del robo, se encaminó hacia la
habitación donde dormían sus hijas y, creyendo ver a una peregrinita, la mató.
A la mañana siguiente,
cuando se percató del engaño y de la atrocidad que había cometido, subió a lo
alto de la torre del castillo gritando:
‒ ¡Ah,
tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, he matado a una de mis tres hijitas!
¡Me habéis robado el collar de perlas y diamantes! ‒ ¿Volveréis
más?
Y una de las
peregrinitas le respondió:
‒ ¡Dos
veces más!
‒ Pues en
esas dos veces, os tengo que matar –respondió el rey.
Al día siguiente,
fueron otra vez al castillo, llevándose la gallina de los huevos de oro.
El rey, creyendo ver
de nuevo a una peregrinita, mató a otra de sus hijas.
Cuando amaneció, y vio que había cometido otro crimen contra
otra de sus preciadas hijas, subió a la torre del castillo chillando:
‒ ¡Ah,
tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, maté a mis dos hijitas! ¡Me habéis
robado el collar de perlas y diamantes y la gallina de los huevos de oro! ‒ ¿Volveréis
más?
Una peregrinita se
volvió de espaldas y le contestó:
‒ ¡Una vez
más!
‒ Pues esa
vez, os tengo que matar –dijo el rey.
Al día siguiente, las
peregrinitas disfrazadas, de nuevo, consiguieron burlar a los guardias del
castillo y entraron de nuevo en él. En esta ocasión, robaron el caballo más
veloz del mundo.
El rey, cuando
entró en la habitación de la única hija que le quedaba, ofuscado por cuanto
había ocurrido, volvió a cometer el mismo error, sesgando la vida de su hija.
Destrozado y abatido por el dolor, subió a la torre del castillo clamando:
‒ ¡Ah,
tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, maté a mis tres hijitas! ¡Os
llevasteis el collar de perlas y diamantes, la gallina de los huevos de oro y; por
último, ¡el caballo más veloz del mundo! ‒ ¿Volveréis
más?
‒ ¡Nunca
jamás! –replicó una peregrinita.
Entonces, el rey
moro, viendo toda su fortuna destrozada, se tiró de la torre del castillo y se
mató.
Y así termina el
cuento con pan y pimiento.
Informante: Fermina
Remedios Benavente Márquez.
Ilustrador: Antonio
Rodríguez Romero.
Érase
una vez dos comadres ‒una era rica y la otra pobre‒. Se llevaban muy mal, porque la rica era una
persona muy tacaña.
Una
vecina se dio cuenta de que cada vez que entraba la comadre pobre en casa de la
comadre rica; la primera le hurtaba alguna cosa para darle de comer a sus
hijos. Una mañana, esta vecina le dijo a Isabel, que así se llamaba la comadre
rica:
‒Oye,
Isabel. ¿No te has dado cuenta de que en la despensa te falta comida?
‒
¡Noo!
‒¿Por qué lo dices?
‒ He
observado cómo cada vez que entra María en tu casa se lleva algo.
‒ ¿Qué
dices? ‒
¡Calla,
chismosa!
‒Si
quieres, podemos comprobarlo.
‒ ¿De qué
manera? ‒¿Cómo podemos achararla delante de todo el mundo?
La comadre rica y la vecina urdieron un plan para atrapar “in
flagranti” a la comadre pobre. Decidieron organizar un concurso de jotas, en la que cada una mostrara su talento y su gracia.
María, no puso ningún reparo.
Llegó el gran día… y, cuando María salía de casa de Isabel;
esta le dijo:
‒ ¡María,
vamos a bailar!
‒ ¡Vale,
–contestó!
Isabel levantó los brazos diciendo:
‒ ¡Así se
baila en Pamplona, so tía ladrona, so tía ladrona!
María, sujetando con
una mano los dos chorizos que se había guardado debajo del brazo, contestó
levantando el otro
‒ ¡Cada
cual se vale de sus mañas, so tía castaña, so tía castaña!
Y
colorín colorado, este
cuento se ha acabado.
Informante: Fermina Remedios Benavente
Márquez.
Ilustrador: Julián Corchero Muñiz.
Así se llamaba este hombre, al que todo el
mundo tenía por tonto.
La cuestión es
que entraba en todas las bodas y bautizos sin que fuera invitado.
Un día, la gente
del pueblo quiso darle un escarmiento por su mal comportamiento. Lo llevaron a
la iglesia y lo condujeron hasta la pila de agua bendita. Zamarrillo, metiendo
los dedos para persignarse, dijo:
‒ ¡Quien se
haya comido las presas, que se beba el caldo!
Los vecinos comprendieron que Zamarrillo no tenía solución y
lo dejaron por imposible.
Así termina este cuento con pan y pimiento.
Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.
Ilustrador:
Julián Corchero Muñiz.
Érase una vez una niña que se llamaba Mariquita. La mandaron a
que fuera a por agua a la fuente. La madre le dijo:
‒ ¡No
tardes, que tienes que ir a hacer otro recado!
Pero la niña, cuando iba por el camino, decía:
‒No
pienso correr, así no iré a ningún otro sitio.
Estaba llenando los cántaros, cuando se le cayeron los
anillos. Como era pequeñita, no alcanzaba a recogerlos y se puso a llorar. En
se momento, pasaba un vagabundo por allí que preguntó a la niña:
‒ ¿Qué te
pasa?
‒ ¡Que se
me han caído los anillos y no puedo cogerlos! Mi mamá me va a castigar porque
me dijo que no tardara.
Entonces, el vagabundo le dijo:
‒ ¡No te
preocupes! ¡Yo te llevaré! ¡Entra en este
saco!
Cuando la niña entró en el saco, oyó que le decía el
vagabundo:
‒Cuando yo
te dé en el saco; tú, cantas, y así yo ganaré algún dinero.
Iban de casa en casa, y cuando a la niña le daba un golpe;
ella cantaba:
‒“En un
zurrón voy metida,
en un zurrón
moriré,
por culpa de unos
anillos
que en la fuente me
dejé.”
Así llegaron a la
casa de la niña. Cuando se puso a cantar, la madre la reconoció y le dijo:
‒ ¿Quién
es esa niña?
El vagabundo le contestó:
‒ ¡Es mi
hija! La llevo aquí porque no tiene ropa.
La madre, como sabía que era su hija, le dijo:
‒Espere
un momento, que voy a darle algún dinero, y le tiró el dinero al suelo.
Cuando el vagabundo se
agachó a cogerlo, la madre le dio un golpe; sacó a la niña del saco y entró al
vagabundo en él. Le dijo:
‒Si
quieres que te saquemos, tienes que cantar diez veces:
‒”En un
zurrón voy metido,
en un zurrón
moriré,
por culpa de una
chiquilla
que en la fuente
me encontré.”
El vagabundo se arrepintió y prometió ganarse la vida de otro
modo; la niña pidió disculpas a su mamá por no haberse hecho caso.
Así terminó este cuento con pan y pimiento.
Informante: Juana Canchales Bermejo.
Ilustrador: Julián Corchero Muñiz.
Había una vez dos niños que vivían con su madrastra.
La madrastra tenía un
huerto cerca de la casa y mandaba a los niños a que fueran solitos a coger
naranjas.
Un día, por el camino,
les salió a Mariquita y a Periquito ‒que así
se llamaban‒ una malvada bruja; que, persiguiéndolos, acabó
con la vida de Mariquita. Periquito lloraba desconsoladamente la muerte de su
hermana. En esto, se le apareció un hada buena diciéndole:
‒ ¿Qué te
pasa Periquito?
‒ ¡Que han
matado a mi hermana Mariquita! ‒respondió desconsolado.
‒No te
preocupes –dijo el hada‒. Recoge todos los huesitos y
siémbralos alrededor del pozo. ¡Verás cómo resucita Mariquita!
Periquito,
rápidamente, hizo lo que le dijo el hada. Sembró los huesos de su hermana
alrededor del pozo y, al poco tiempo, Mariquita revivió.
Periquito, al verla,
daba saltos de alegría. Luego, se marcharon muy lejos de su malvada madrastra.
Fueron felices,
comieron perdices, y a nosotros nos dieron con el plato en la cabeza.
Informantes:
- Fermina
Remedios Benavente Márquez.
- Angelines
Benítez Canchales.
- Ilustradora: Estela Martínez Sánchez.
Los cuentos seleccionados forman parte de la obra Cuentos populares extremeños, un libro que nació con la intención de recuperar de la literatura
de tradición oral muestras del folclore popular de Extremadura.
Proceden de la Comarca Suroeste de la provincia de Badajoz; concretamente, de las
localidades de Salvatierra de los Barros, Alconera y Zafra. Se realizó en el IES Cristo del Rosario de Zafra, con un grupo de alumnas que quisieron sumarse a esta iniciativa.
La compilación de
este corpus narrativo manifiestaba el deseo de rescatar del olvido buena parte de
nuestra rica cultura; por otro lado, desconocida. El empuje de las nuevas generaciones y su anhelo de trabajar en el conocimiento
de nuestra tierra hizo posible -en este trabajo- sacar a la luz composiciones
que permanecían anidadas en el resquicio de la memoria.
¡Que la memoria
de las gentes de esta Tierra despierte a la Extremadura adormecida, y, como agua
límpida y serena, ahonde en sus raíces!”
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS Y TODAS POR ESTA LECCIÓN DE VIDA!
EL DÍA DE LA POESÍA, NOS UNIRÁ DE NUEVO
La actividad ha sido coordinada por el Equipo de Biblioteca