sábado, 17 de febrero de 2024

TALLER DE CUENTACUENTOS, HISTORIAS DE VIDA, CENTRO DE MAYORES DE HORNACHOS

 EL IES LOS MORISCOS VIVE UNA EXPERIENCIA INTERGENERACIONAL INOLVIDABLE EN EL CENTRO DE MAYORES DE HORNACHOS

       

 

Durante los días, 19 y 21 de febrero, diferentes grupos de alumnos y alumnas del IES Los Moriscos de Hornachos han participado, junto a un grupo de profesores y profesoras que  secundan el proyecto, en un taller de cuentacuentos en el Centro de Mayores de esta bellísima localidad. Esta actividad ha tenido como protagonistas a nuestros queridísimos abuelos y abuelas, la piedra angular que dota de sentido a nuestras vidas y nos hace sabios y felices. Esta actividad está enmarcada en el proyecto REBEX Innovación Intercentros, "Te regalo mi voz ". Se trata de una actividad preparatoria de las muchas que se llevarán a cabo en nuestro instituto, con motivo de la celebración del Día de Extremadura, día 1 de marzo. 

 

                                                GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS

 


                                     

                                      

                                      


Este ejercicio de recuperación de la memoria colectiva, además de los objetivos contemplados en el cartel anunciador, persigue reivindicar la oralidad en un mundo cada vez más deshumanizado, que enajena a las personas y las priva de su bien más preciado, la humanidad.     

Teniendo en cuenta el enfoque APS del proyecto, a través del desarrollo de este taller, hemos incentivado la interacción con el grupo, incrementando la capacidad de inteligencia emocional de todos los participantes.

Todos los colaboradores nos hemos ido muy emocionados y reivindicamos vernos más veces para compartir nuestras experiencias y enriquecernos como personas.

A continuación, mostramos los cuentos ilustrados que han conformado el taller: 

                             TALLER DE CUENTACUENTOS

 

  

 

Había una vez una pulga que se llamaba Micaela y un piojo que se llamaba Antonio. Se conocieron y se enamoraron perdidamente, pero no tenían dinero para casarse. Entonces, Antonio le propuso a Micaela hacer un viaje ‒recorrer mundo y ganar dinero para poder realizar su sueño‒.

Se marchó por los caminos y se hospedó en una posada, pero tuvo la mala suerte de posarse en el cuello de un arriero que vendía botijos:

    ‒ ¡Te voy a matar! ‒dijo el arriero.

    ‒ ¡Por favor, por favor, no me mates –suplicó Antonio‒! Antes de matarme, deja al menos que le escriba una carta a mi novia para despedirme de ella.

La carta decía así:

“Querida amada mía:

Te escribo esta carta para contarte mi desventura. He ido a dar con un arriero que quiere darme muerte. El asunto está complicado:

     ‒Si hay uñate, quizás escape;

     si hay resfregón, escaparé o no;

     pero si me echan a la candela,

     ¡adiós para siempre, mi querida Micaela!”

                          Tu novio Antonio

Así terminó este cuento con pan y pimiento.

Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.

Ilustrador: Antonio Rodríguez Romero.


 

Érase una vez un rey moro que vivía en su castillo. Tenía una gran fortuna, pero era muy avaro.

Un día, fueron a pedirle limosna tres peregrinitas, pero el malvado rey las echó de su castillo a patadas. Las peregrinitas, en venganza, se disfrazaron y entraron en la fortaleza. De noche, cuando el rey dormía plácidamente, llegaron hasta su lecho y le robaron el precioso collar de perlas y diamantes que tenía alrededor del cuello.   

Cuando el rey se dio cuenta del robo, se encaminó hacia la habitación donde dormían sus hijas y, creyendo ver a una peregrinita, la mató.

 A la mañana siguiente, cuando se percató del engaño y de la atrocidad que había cometido, subió a lo alto de la torre del castillo gritando:

     ¡Ah, tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, he matado a una de mis tres hijitas! ¡Me habéis robado el collar de perlas y diamantes! ¿Volveréis más?

  Y una de las peregrinitas le respondió:  

       ¡Dos veces más!

      Pues en esas dos veces, os tengo que matar –respondió el rey.

 Al día siguiente, fueron otra vez al castillo, llevándose la gallina de los huevos de oro.

  El rey, creyendo ver de nuevo a una peregrinita, mató a otra de sus hijas.

Cuando amaneció, y vio que había cometido otro crimen contra otra de sus preciadas hijas, subió a la torre del castillo chillando:

    ¡Ah, tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, maté a mis dos hijitas! ¡Me habéis robado el collar de perlas y diamantes y la gallina de los huevos de oro! ¿Volveréis más?     

 Una peregrinita se volvió de espaldas y le contestó:

      ¡Una vez más!

       Pues esa vez, os tengo que matar –dijo el rey.

 Al día siguiente, las peregrinitas disfrazadas, de nuevo, consiguieron burlar a los guardias del castillo y entraron de nuevo en él. En esta ocasión, robaron el caballo más veloz del mundo.

  El rey, cuando entró en la habitación de la única hija que le quedaba, ofuscado por cuanto había ocurrido, volvió a cometer el mismo error, sesgando la vida de su hija. Destrozado y abatido por el dolor, subió a la torre del castillo clamando:

        ¡Ah, tunas peregrinitas! ¡Por matar a vosotras, maté a mis tres hijitas! ¡Os llevasteis el collar de perlas y diamantes, la gallina de los huevos de oro y; por último, ¡el caballo más veloz del mundo! ¿Volveréis más?

         ¡Nunca jamás! –replicó una peregrinita.

    Entonces, el rey moro, viendo toda su fortuna destrozada, se tiró de la torre del castillo y se mató.

    Y así termina el cuento con pan y pimiento.

    Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.

    Ilustrador: Antonio Rodríguez Romero.

 


 Érase una vez dos comadres una era rica y la otra pobre.  Se llevaban muy mal, porque la rica era una persona muy tacaña.

Una vecina se dio cuenta de que cada vez que entraba la comadre pobre en casa de la comadre rica; la primera le hurtaba alguna cosa para darle de comer a sus hijos. Una mañana, esta vecina le dijo a Isabel, que así se llamaba la comadre rica:

   ‒Oye, Isabel. ¿No te has dado cuenta de que en la despensa te falta comida?   

   ‒ ¡Noo! ¿Por qué lo dices?

   ‒ He observado cómo cada vez que entra María en tu casa se lleva algo.

                    ¿Qué dices? ¡Calla, chismosa!

                    Si quieres, podemos comprobarlo.

                    ¿De qué manera? ¿Cómo podemos achararla delante de todo el mundo?

                La comadre rica y la vecina urdieron un plan para atrapar “in flagranti” a la comadre pobre. Decidieron organizar un concurso de jotas, en la que cada una mostrara su talento y su gracia.

                María, no puso ningún reparo.

                Llegó el gran día… y, cuando María salía de casa de Isabel; esta le dijo:      

                    ¡María, vamos a bailar!

                    ¡Vale, –contestó!

                Isabel levantó los brazos diciendo: 

                     ¡Así se baila en Pamplona, so tía ladrona, so tía ladrona!

               María, sujetando con una mano los dos chorizos que se había guardado debajo del brazo, contestó levantando el otro

                    ¡Cada cual se vale de sus mañas, so tía castaña, so tía castaña!

                                         

  Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.     

                                        

 Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.

 Ilustrador: Julián Corchero Muñiz.



      



       Así se llamaba este hombre, al que todo el mundo tenía por tonto.

       La cuestión es que entraba en todas las bodas y bautizos sin que fuera invitado.

       Un día, la gente del pueblo quiso darle un escarmiento por su mal comportamiento. Lo llevaron a la iglesia y lo condujeron hasta la pila de agua bendita. Zamarrillo, metiendo los dedos para persignarse, dijo:

           ¡Quien se haya comido las presas, que se beba el caldo!

Los vecinos comprendieron que Zamarrillo no tenía solución y lo dejaron por imposible.

Así termina este cuento con pan y pimiento.

  Informante: Fermina Remedios Benavente Márquez.

  Ilustrador: Julián Corchero Muñiz.

                               

 

 

Érase una vez una niña que se llamaba Mariquita. La mandaron a que fuera a por agua a la fuente. La madre le dijo:

   ¡No tardes, que tienes que ir a hacer otro recado!

Pero la niña, cuando iba por el camino, decía:

   No pienso correr, así no iré a ningún otro sitio.

Estaba llenando los cántaros, cuando se le cayeron los anillos. Como era pequeñita, no alcanzaba a recogerlos y se puso a llorar. En se momento, pasaba un vagabundo por allí que preguntó a la niña:

    ¿Qué te pasa?

    ¡Que se me han caído los anillos y no puedo cogerlos! Mi mamá me va a castigar porque me dijo que no tardara.

Entonces, el vagabundo le dijo:

    ¡No te preocupes! ¡Yo te llevaré! ¡Entra en este  saco!

Cuando la niña entró en el saco, oyó que le decía el vagabundo:

   Cuando yo te dé en el saco; tú, cantas, y así yo ganaré algún dinero.

Iban de casa en casa, y cuando a la niña le daba un golpe; ella cantaba:

        “En un zurrón voy metida,

            en un zurrón moriré,

           por culpa de unos anillos

          que en la fuente me dejé.”

   Así llegaron a la casa de la niña. Cuando se puso a cantar, la madre la reconoció y le dijo:

        ¿Quién es esa niña?

El vagabundo le contestó:

       ¡Es mi hija! La llevo aquí porque no tiene ropa.

La madre, como sabía que era su hija, le dijo:

       Espere un momento, que voy a darle algún dinero, y le tiró el dinero al suelo.

 Cuando el vagabundo se agachó a cogerlo, la madre le dio un golpe; sacó a la niña del saco y entró al vagabundo en él. Le dijo:

       Si quieres que te saquemos, tienes que cantar diez veces:

       ”En un zurrón voy metido,

          en un zurrón moriré,

          por culpa de una chiquilla

         que en la fuente me encontré.”

El vagabundo se arrepintió y prometió ganarse la vida de otro modo; la niña pidió disculpas a su mamá por no haberse hecho caso.                                                                  

 Así terminó este cuento con pan y pimiento. 

   Informante: Juana Canchales Bermejo.

    Ilustrador: Julián Corchero Muñiz.

 

 

 

Había una vez dos niños que vivían con su madrastra.

La madrastra tenía un huerto cerca de la casa y mandaba a los niños a que fueran solitos a coger naranjas.

 Un día, por el camino, les salió a Mariquita y a Periquito que así se llamaban una malvada bruja; que, persiguiéndolos, acabó con la vida de Mariquita. Periquito lloraba desconsoladamente la muerte de su hermana. En esto, se le apareció un hada buena diciéndole:

    ¿Qué te pasa Periquito?

    ¡Que han matado a mi hermana Mariquita! respondió desconsolado.

   No te preocupes –dijo el hada. Recoge todos los huesitos y siémbralos alrededor del pozo. ¡Verás cómo resucita Mariquita!

 Periquito, rápidamente, hizo lo que le dijo el hada. Sembró los huesos de su hermana alrededor del pozo y, al poco tiempo, Mariquita revivió.

 Periquito, al verla, daba saltos de alegría. Luego, se marcharon muy lejos de su malvada madrastra.

 Fueron felices, comieron perdices, y a nosotros nos dieron con el plato en la cabeza.

Informantes:

    -   Fermina Remedios Benavente Márquez.

    -  Angelines Benítez Canchales.

    -  Ilustradora: Estela Martínez Sánchez.                  

 

 Los cuentos seleccionados forman parte de la obra Cuentos populares extremeños, un libro que nació con la intención de recuperar de la literatura de tradición oral muestras del folclore popular de Extremadura. Proceden de la Comarca Suroeste de la provincia de Badajoz; concretamente, de las localidades de Salvatierra de los Barros, Alconera y Zafra. Se realizó en el IES Cristo del Rosario de Zafra, con un grupo de alumnas que quisieron sumarse a esta iniciativa. 

 La compilación de este corpus narrativo manifiestaba  el deseo de rescatar del olvido buena parte de nuestra rica cultura; por otro lado, desconocida. El empuje de las nuevas generaciones y su anhelo de trabajar en el conocimiento de nuestra tierra hizo posible -en este trabajo- sacar a la luz composiciones que permanecían anidadas en el resquicio de la memoria.

  ¡Que la memoria de las gentes de esta Tierra despierte a la Extremadura adormecida, y, como agua límpida y serena, ahonde en sus raíces!”

   ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS Y TODAS POR ESTA LECCIÓN DE VIDA!

    EL DÍA DE LA POESÍA, NOS UNIRÁ DE NUEVO

    La actividad ha sido coordinada por el Equipo de Biblioteca

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